Feb 28, 2021 Extractos 0 comment

Qué son los alimentos funcionales

Los alimentos funcionales son aquellos cuyos componentes están probados científicamente que son biológicamente activos.

Estos componentes pueden estar presentes en los alimentos de forma natural, como es el caso de las nueces que sabemos que son ricas en ácidos grasos Omega-3 o bien pueden ser el resultado de un proceso de elaboración como por ejemplo la leche de vaca enriquecida con calcio y/o vitamina D.

No se trata de productos que se prescriban para cierto tiempo, sino que se deben incorporar como alimentos habituales en nuestra dieta.

Beneficios de los alimentos funcionales 

Entre las bondades de los alimentos funcionales destacan las siguientes:

  • Refuerzan nuestro sistema inmune.
  • Mejoran y aumentan nuestra flora intestinal.
  • Regulan los niveles de colesterol.
  • Actúan como antioxidantes contra los radicales libres.

Además, sus beneficios están respaldados por las autoridades sanitarias y sus efectos avalados por estudios científicos.

Ejemplos de alimentos funcionales 

leche, enriquecida con calcio y vitamina D

Los alimentos funcionales son todos aquellos que favorecen la mejora de nuestra salud y nos ayudan a reducir el riesgo de contraer enfermedades como las cardiovasculares, la diabetes, la hipertensión o dolencias crónicas como la fibromialgia, etc. La lista de ejemplos es abundante, pero te enumeramos unos cuantos.

  • Azúcares simples o monosacáridos. Nos ayudan a controlar la hiperglucemia y a reducir los picos de glucosa en sangre evitando que podamos desarrollar enfermedades como la diabetes.
  • Grasas insaturadas. Como los ácidos grasos Omega 3 y 6 y el ácido oleico que son de vital importancia para reforzar el rendimiento cerebral y cognitivo. Además, nos ayudan a reducir los niveles de triglicéridos y el colesterol de baja densidad (LDL). Los ácidos grasos poliinsaturados también actúan como antiagregantes plaquetarios evitando que se formen trombos en sangre.
  • Aminoácidos. Refuerzan el sistema inmunitario, lo que nos ayuda a aumentar las defensas de nuestro organismo.
  • Vitaminas y minerales. Se utilizan principalmente para enriquecer los alimentos. Las vitaminas más utilizadas son la D, la E y las del grupo B (como el ácido fólico). Estas nos ayudan a prevenir enfermedades relacionadas con la tiroides, la osteoporosis y también los trastornos por anemia, el déficit de yodo, etc. En el caso de las embarazadas, por ejemplo, favorecen el desarrollo y el crecimiento del feto ayudando a prevenir dificultades durante el embarazo.
  • En este grupo se sitúan las vitaminas C y E, el zinc, los polifenoles, el selenio y el betacaroteno. Nos ayudan a luchar contra los llamados radicales libres que son los responsables del estrés degenerativo de nuestros tejidos causando deterioro y acelerando el proceso de envejecimiento. Por eso son tan importantes para combatir las enfermedades degenerativas.
  • Fibras alimentarias. Potencian el correcto funcionamiento del tracto digestivo, mejoran la variedad de nuestra macrobiota intestinal y nos ayudan a combatir el estreñimiento.

Como podemos ver, se trata de alimentos que podemos hacer jugar a nuestro favor para obtener una mejora de nuestra salud favoreciendo el funcionamiento de los sistemas nervioso, digestivo y cardiovascular.

No podemos dejar de señalar que, si queremos que estos alimentos realmente hagan su función, deberemos tener presente que por si solos no van a ser la solución.

Es decir, su ingesta tiene que combinarse con un estilo de vida saludable, que incluya al menos dormir las horas de sueño necesarias, hacer ejercicio físico de forma regular y llevar una alimentación equilibrada, dejando de lado hábitos nocivos para la salud para que todos ellos en sinergia puedan tener un efecto positivo en nuestro organismo.

 

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